martes, 30 de septiembre de 2014

Si Dios fuera una mujer - Mario Benedetti


¿y si dios fuera mujer?
pregunta juan sin inmutarse

vaya vaya si dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas

tal vez nos acercáramos a su divina
desnudez
para besar sus pies no de bronce
su pubis no de piedra
sus pechos no de mármol
sus labios no de yeso

si dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos sida o pánico
nos contagiaría su inmortalidad

si dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos
sino que nos aguardaría en el zaguán del
infierno
con sus brazos no cerrados
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles

ay dios mío dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería
qué venturosa espléndida imposible
prodigiosa blasfemia.

Mario Benedetti

domingo, 28 de septiembre de 2014

La Tregua - Mario Benedetti



A veces hablo de ella con Blanca. No lloro, no me desespero; hablo simplemente. Sé que allí hay un eco. Es Blanca la que llora, la que se desespera. Dice que no puede creer en Dios. Que Dios me ha ido dando y quitando las oportunidades, y que ella no se siente con fuerzas como para creer en un Dios de crueldad, en un sádico omnímodo. Sin embargo, yo no me siento tan lleno de rencor. El 23 de setiembre no sólo escribí varias veces: “Dios mío”. También lo pronuncié, también lo sentí. Por primera vez en mi vida, sentí que podía dialogar con Él. Pero en el diálogo Dios tuvo una parte floja, vacilante, como si no estuviera muy seguro de sí. Tal vez yo haya estado a punto de conmoverlo. Tuve la sensación, además, de que había un argumento decisivo, un argumento que estaba junto a mí, frente a mí, y que, pese a ello, yo no podía reconocer, no podía incorporar a mi alegato. Entonces, pasado ese plazo que Él me otorgó para que yo lo convenciera, pasado ese amago de vacilación y apocamiento, Dios recuperó finalmente sus fuerzas. Dios volvió a ser la todopoderosa Negación de siempre. Sin embargo, no puedo tenerle rencor, no puedo manosearlo con mi odio. Sé que me dio la oportunidad y que no supe aprovecharla. Quizá algún día pueda asir ese argumento único, decisivo, pero para ese entonces yo ya estaré atrozmente ajado y este presente más ajado aún. A veces pienso que si Dios jugara limpio, también me habría dado el argumento que debía usar contra él. Pero no. No puede ser. No quiero un Dios que me mantenga, que se decida a confiarme la llave para volver, tarde o temprano, a mi conciencia; no quiero un Dios que me brinde todo hecho, como podría hacer uno de esos prósperos padres de la Rambla, podridos en plata, con su hijito pituco e inservible. Eso sí que no. Ahora las relaciones entre Dios y yo se han enfriado. Él sabe que no soy capaz de convencerlo. Yo sé que Él es una lejana soledad, a la que no tuve ni tendré nunca acceso. Así estamos, cada uno en su orilla, sin odiarnos, sin amarnos, ajenos.
Mario Benedetti - La Tregua

jueves, 25 de septiembre de 2014

Hora de la ceniza - Roque Dalton


"..Finaliza Septiembre. Es hora de decirte
lo difícil que ha sido no morir.
....Por ejemplo, esta tarde
tengo en las manos grises
libros hermosos que no entiendo,
no podría cantar aunque ha cesado ya la lluvia
y me cae sin motivo el recuerdo
del primer perro a quien amé cuando niño.
....Desde ayer que te fuiste
hay humedad y frío hasta en la música.
....Cuando yo muera,
sólo recordarán mi júbilo matutino y palpable,
mi bandera sin derecho a cansarse,
la concreta verdad que repartí desde el fuego,
el puño que hice unánime
con el clamor de piedra que eligió la esperanza.
....Hace frío sin ti. Cuando yo muera,
cuando yo muera
dirán con buenas intenciones
que no supe llorar.
....Ahora llueve de nuevo.
Nunca ha sido tan tarde a las siete menos cuarto
como hoy.
....Siento unas ganas locas de reír
o de matarme."

Roque Dalton

martes, 23 de septiembre de 2014

Estefanía Mitre


Mereces un amor que te quiera despeinada, con todo y las razones que te levantan de prisa, con todo y los demonios que no te dejan dormir. Mereces un amor que te haga sentir segura, que pueda comerse al mundo si camina de tu mano, que sienta que tus abrazos van perfectos con su piel. Mereces un amor que quiera bailar contigo, que visite el paraíso cada que mira tus ojos, y que no se aburra nunca de leer tus expresiones. Mereces un amor que te escuche cuando cantas, que te apoye en tus ridículos, que respete que eres libre, que te acompañe en tu vuelo, que no le asuste caer. Mereces un amor que se lleve las mentiras, que te traiga la ilusión, el café y la poesía.

 Estefanía Mitre

lunes, 22 de septiembre de 2014

Los formales y el frío


Quién iba a prever que el amor ese informal
se dedicara a ellos tan formales

mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa la de ella
era como un augurio o una fábula
su mirada la de él tomaba nota
de cómo eran sus ojos los de ella
pero sus palabras las de él
no se enteraban de esa dulce encuesta

como siempre o casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche

y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor

cuando llegaron a su casa la de ella
ya el frío estaba en sus labios los de él
de modo que ella fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos

una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre

él probó sólo falta que me quede a dormir
y ella probó por qué no te quedás
y él no me lo digas dos veces
y ella bueno por qué no te quedás

de manera que él se quedó en principio
a besar sin usura sus pies fríos los de ella
después ella besó sus labios los de él
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
mientras los grandes temas
dormían el sueño que ellos no durmieron.

Mario Benedetti

domingo, 21 de septiembre de 2014

Tú vives siempre en tus actos, de La voz a ti debida - Pedro Salinas



" Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.
De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.
Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.
Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.
Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo. "

Pedro Salinas

sábado, 20 de septiembre de 2014

Algo de secreto - Mario Benedetti

Vaya a saber donde habré guardado
mi locura más vieja y sin embargo
más querida más dulce más entera
hay algo de secreto en la memoria
que sólo pasa por los sentimientos
y allí deja ansiedades
y recoge tristezas

me parece que no estamos pasando
una temporada comunicativa
allá lejos más lejos más remoto
dicen los profetas que hay un universo

nadie nos tira un dato de esa incógnita
y el universo pasa a ser entonces
el signo de la nada.

 Mario Benedetti

martes, 16 de septiembre de 2014

H.O. - Jorge Luis Borges


En cierta calle hay cierta firme puerta
con su timbre y su número preciso
y un sabor a perdido paraíso,
que en los atardeceres no está abierta
a mi paso. Cumplida la jornada,
una esperada voz me esperaría
en la disgregación de cada día
y en la paz de la noche enamorada.
Esas cosas no son. Otra es mi suerte:
Las vagas horas, la memoria impura,
el abuso de la literatura
y en el confín la no gustada muerte.
Sólo esa piedra quiero. Sólo pido
las dos abstractas fechas y el olvido.

 Jorge Luis Borges




domingo, 14 de septiembre de 2014

La mujer justa - Sándor Marai


También me dijo que todo lo que hacía una persona en la vida acababa haciéndolo para el testigo, para convencerlo, para demostrarle algo. La carrera y los grandes esfuerzos de la vida personal se hacen ante todo para el testigo.
¿Conoces ese momento tan torpe en que el joven marido presenta a su esposa «el amigo», el gran compañero de su infancia, y observa con ansiedad si al amigo le gusta la mujer, si da el visto bueno a su elección? El amigo, por supuesto, se hace el importante y se comporta con mucha educación, pero en el fondo siempre estará celoso porque la mujer lo excluye a él, al amigo, de la relación sentimental. Aquella noche, Lázár y mi marido me miraban más o menos así. Y lo hacían de forma consciente porque ellos dos sabían muchas cosas que yo entonces ni siquiera sospechaba.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Alejandro Dolina


El amor es una situación de perpetuo peligro, cuando uno ama, siempre corre riesgo de que dejen de amarlo. Entonces se vive en un estado de alarma y cuanto más se alarma, más enamorado está.

Pero como nos sucede a todos lo seres humanos, corremos el riesgo de perder ese amor. Ese es el momento -para todos los artistas- en el que canalizamos nuestros sufrimientos a través de alguna obra.

Pero, es ineludible, a pesar de todo siempre quedan fantasmas flotando. A veces sucede que uno sale de un amor grande y entra en uno enorme y después de salir de ese amor enorme no aparece ningún otro.

Eso sí, cuando se trata de recuperar lo perdido, la mejor receta es hacer nada. Así nomas; no ir a golpear puertas ni tirar piedras a la ventana a medianoche, ni colgarse del teléfono a la espera de una pequeña señal de vida. Si el lugar que me pusieron es el de muerto, pues debo morirme bien...

Porque de eso estoy mas que seguro: cuando el amor se va... ¡No hay nada más parecido a la muerte!

Alejandro Dolina

domingo, 7 de septiembre de 2014

El relato Las fieras - Roberto Artl


No te diré nunca cómo fui hundiéndome, día tras día, entre los hombres perdidos, ladrones y asesinos y mujeres que tienen la piel del rostro más áspero que cal agrietada. A veces, cuando reconsidero la latitud a que he llegado, siento que en mi cerebro se mueven grandes lienzos de sombra, camino como un sonámbulo y el proceso de mi descomposición me parece engastado en la arquitectura de un sueño que nunca ocurrió.
Sin embargo, hace mucho tiempo que estoy perdido. Me faltan fuerzas para escaparme a ese engranaje perezoso, que en la sucesión de las noches me sumerge más y más en la profundidad de un departamento prostibulario, donde otros espantosos aburridos como yo soportan entre los dedos una pantalla de naipes y mueven con desgano fichas negras o verdes, mientras que el tiempo cae con gotear de agua en el sucio pozal de nuestras almas.

Roberto Artl

sábado, 6 de septiembre de 2014

Canción de la hermosa confianza - Clementina Arderíu

A mi amado entregué
todas las llaves;
tengo a cambio las suyas,
y hechas las paces.

Pero queda una estancia,
en lo profundo,
donde entrar no podríamos
ni unos segundos.

¡Tantas fuerzas ocultas
y pensamientos,
libres a todas horas
hay allí dentro!

En vano intentaría
fisgar un poco:
una piedra no haría
tanto alboroto.

Bástenos una sombra,
leve rumor.
Y que él lleve sus cuentas
como hago yo.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

INTIMIDAD - Mario benedetti

Soñamos juntos
juntos despertamos
el tiempo hace o deshace
mientras tanto
no le importan tu sueño
ni mi sueño
somos torpes
o demasiado cautos
pensamos que no cae
esa gaviota
creemos que es eterno
este conjuro
que la batalla es nuestra
o de ninguno
juntos vivimos
sucumbimos juntos
pero esa destrucción
es una broma
un detalle una ráfaga
un vestigio
y un abrirse y cerrarse
el paraíso
ya nuestra intimidad
es tan inmensa
que la muerte la esconde
en su vacío
quiero que me relates
el duelo que te callas
por mi parte te ofrezco
mi última confianza
estás sola
estoy solo
pero a veces
puede la soledad
ser
una llama.

Mario benedetti

lunes, 1 de septiembre de 2014

Hablo de tu soledad - Mario Benedetti

Hablo de tu infinita soledad
dijo el fulano
quisiera entrar al saco de tu memoria
apoderarme de ella
desmantelarla desmentirla
despojarla de su último reducto.
Tu soledad me abruma/ me alucina
dijo el fulano con dulzura
quisiera que en las noches me añorara
que me echara de menos
me recibiera a solas.
Pero sucede que/
dijo calmosamente la mengana/
si tu bendita soledad
se funde con la mía
ya no sabré si soy en vos
o vos terminás siéndome.
¿Cuál de los dos será
después de todo
mi soledad legítima?.
Mirándose a los ojos
como si perdonaran
perdonarse
adiós
dijo el fulano;
y la mengana
adiós.

Mario Benedetti