domingo, 14 de septiembre de 2014
La mujer justa - Sándor Marai
También me dijo que todo lo que hacía una persona en la vida acababa haciéndolo para el testigo, para convencerlo, para demostrarle algo. La carrera y los grandes esfuerzos de la vida personal se hacen ante todo para el testigo.
¿Conoces ese momento tan torpe en que el joven marido presenta a su esposa «el amigo», el gran compañero de su infancia, y observa con ansiedad si al amigo le gusta la mujer, si da el visto bueno a su elección? El amigo, por supuesto, se hace el importante y se comporta con mucha educación, pero en el fondo siempre estará celoso porque la mujer lo excluye a él, al amigo, de la relación sentimental. Aquella noche, Lázár y mi marido me miraban más o menos así. Y lo hacían de forma consciente porque ellos dos sabían muchas cosas que yo entonces ni siquiera sospechaba.
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