viernes, 31 de julio de 2015
Medios de comunicación - Mario Benedetti
No es preciso que sea mensajera
la paloma sencilla en tu ventana
te informa que el dolor
empieza a columpiarse en el olvido
y llego desde mí para decirte
que están el río el girasol la estrella
rodando sin apuro
el futuro se acerca a conocerte
ya lo sabes sin tropos ni bengalas
la traducción mejor es boca a boca
en el beso bilingüe
van circulando dulces noticias.
Mario Benedetti
miércoles, 29 de julio de 2015
" A MANO AMADA " de Ángel González
A mano amada,
cuando la noche impone su costumbre de insomnio
y convierte
cada minuto en el aniversario
de todos los sucesos de una vida;
allí,
en la esquina más negra del desamparo, donde
el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,
los recuerdos me asaltan.
Unos empuñan tu mirada verde,
otros
apoyan en mi espalda
el alma blanca de un lejano sueño,
y con voz inaudible,
con implacables labios silenciosos, ¡el olvido o la vida!,
me reclaman.
Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.
Cierro los ojos para ver
y siento
que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo:
la memoria.
Ángel González
"Breves acotaciones para una biografía"
lunes, 27 de julio de 2015
Poema XVIII - Pablo Neruda
Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.
Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.
O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.
Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.
Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.
Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.
Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento, quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.
Pablo Neruda - Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924).
viernes, 24 de julio de 2015
Barco viejo - Mario Benedetti
La tristeza del mundo
es decir mi tristeza
empezó hace treinta años
en una noche hueca.
Por entonces los ángeles
trepaban por mis nervios
me dejaban promesas
me colgaban temores
y eso alcanzaba para todo el tiempo
para entender la vida
todo el tiempo.
Después de todo
no eran ángeles
eran tan sólo
escalofríos.
También tuve y no tengo un abuelo
con un siglo de cuentos
y una barba de seda
y dijo buenas noches
y se metió en su sueño
como huésped antiguo y de confianza.
Claro
no era su sueño
era su única muerte
nada más.
Por entonces había
nubes como montañas
y le horizonte era una cuerda floja
y los lunes
y miércoles
y viernes
Dios hacía equilibrio
sin caerse.
Pero no era Dios
era tan sólo
un barco viejo.
Mario Benedetti - Poemas del hoyporhoy.
miércoles, 22 de julio de 2015
La niña de la higuera (1) - Mario Benedetti
En cuanto pude subí a mi altillo.
Necesitaba estar solo para reflexionar sobre la situación. Permanecí un
buen rato, desconcertado, sentado en la cama y mirando (sin ver) la
higuera. Huérfano, pensé, voy a ser un huérfano. Una sensación extraña,
de pena y abandono (no es nada sencillo quedarse sin madre a los doce
años), pero también de asunción de una condición nueva. Ninguno de mis
amigos era huérfano. Yo iba a ser el primero. También mi hermana iba a
ser huérfana, pero era muy pequeña y apenas lo advertiría. Estuve
llorando un rato, pero no sabría decir si era por la anunciada
desaparición de mamá o por mi inminente orfandad.
Mario Benedetti - La borra del café.
Entonces alguien dijo: "¿Qué te pasa? ¿Por qué llorás?", y me sentí
espiado, agredido en mi intimidad. Desde la higuera me contemplaba una
chiquilina desconocida. Le pregunté quién era y me dijo que era Rita,
prima de Norberto. Tendría uno o dos años más que yo. Lentamente se fue
moviendo por las ramas hasta que llegó a mi ventana y desembarcó en mi
cuarto. Por entre mis lágrimas puede ver que era bastante linda, que
tenía una mirada dulce y que su relojito pulsera marcaba las tres y
diez.
Me puso la mano en el hombro y volvió a preguntar qué me pasaba. "Mi
mamá se va a morir", dije, con más angustia de la que en realidad
sentía. "Todos nos vamos a morir", sentenció Rita. "Pero ella se va a
morir muy pronto." Y agregué: "Es un secreto. Nadie lo sabe. No vayas a
contárselo a Norberto, porque entonces se entera todo el barrio,
empezando por el cura". "Podés estar tranquilo. No lo diré a nadie.
Fijate que ni siquiera tengo confesor." Este último detalle me infundió
confianza.
Se sentó a mi lado, en la cama. "No tengas vergüenza de llorar. Hace
bien. Elimina toxinas. Por eso las mujeres vivimos más que los hombres.
Porque lloramos más." Su sabiduría me dejó pasmado. Sin embargo, saqué
cuentas: el viejo no lloraba casi nunca y mamá sí, y sin embargo ella, a
pesar de todas las toxinas que había eliminado, se iba a morir antes
que él. De esta deducción no le dije nada a Rita, nada más que para no
desanimarla.
Entonces me pasó su mano (suave, de dedos finos y un poco fríos) por la
mejilla todavía húmeda, y luego esa misma mano presionó levemente hasta
que mi cabeza quedó apoyada sobre su pecho. Me sentí confortado y
confortable. Una extraña paz (no estática sino activa) comenzó a
invadirme. Aquella mano tranquilizadora me acarició las sienes, los
labios, el mentón. A esa altura yo ya estaba en la gloria y la pena casi
se me había esfumado, pero comprendí vagamente que la congoja había
sido después de todo una buena inversión, de modo que seguí
transmitiendo pesadumbre.
Rita tuvo entonces un gesto que puso punto final, ahora sí, a mi
infancia: me besó. En la mejilla, junto a la comisura de los labios, y
se demoró un poquito en aquel contacto. Tengo la impresión de que ése
fue mi primer borrador de felicidad. "Me gustas, Claudio", dijo.
"Norberto habla muy bien de vos. Sos su mejor amigo." "¿Vos también vas a
ser mi amiga?" "Claro, ya lo soy. Lástima que me voy mañana." O sea, el
infierno tras el paraíso. "¿A dónde te vas?" "A Córdoba, en Argentina.
Vivo allí." "¿Y no vas a volver?" "No lo creo." Entonces yo también la
besé en la mejilla, cerca de los labios, y ella sonrío, buenísima. Creo
que le gustó. Sentí una agitación nueva, una euforia casi heroica. No
era todavía, por razones obvias, una excitación sexual, digamos que era
una emoción pre erótica. De todos modos, mucho más intensa que la que en
otros tiempos me provocara Antonia.
Rita se puso de pie, se acercó a la ventana, y moviéndose rápidamente
entre las ramas de la higuera, regresó al patio de Norberto. Desde allí
abajo me saludó con la mano. Yo sólo la miré, desolado.
lunes, 20 de julio de 2015
" MI MAL" de Gertrudis Gómez de Avellaneda
En vano ansiosa tu amistad procura
Adivinar el mal que me atormenta;
En vano, amigo, conmovida intenta
Revelarlo mi voz a tu ternura.
Puede explicarse el ansia, la locura
Con que el amor sus fuegos alimenta.
Puede el dolor, la saña más violenta,
Exhalar por el labio su amargura...
Mas de decir mi malestar profundo,
No halla mi voz, mi pensamiento, medio,
Y al indagar su origen me confundo:
Pero es un mal terrible, sin remedio,
Que hace odiosa la vida, odioso el mundo,
Que seca el corazón... ¡En fin, es tedio!
G. Gómez de Avellaneda
sábado, 18 de julio de 2015
Hombre que mira un rostro en un álbum - Mario Benedetti
Hacía mucho que no encontraba a esta mujer
de la que conozco detalladamente el cuerpo
y creía conocer aproximadamente el alma
pasado no es presente
eso está claro
pero de cualquier manera hay conmemoraciones
que es bueno revivir
donde hubo fuego
caricias quedan
de pronto ella emerge del susurro evocante
y en voz alta sostiene
que los obreros entienden muy poco
que el pueblo en el fondo es más bien cobarde
que los jóvenes no van a cambiar el mundo
que la violencia bah
que la violencia ufa
que el confort lo alcanza quien lo busca
sólo entonces lo advierto
no me importa que hable en voz alta
mejor dicho no quiero que regrese al susurro
es apenas un rostro en un álbum
y ahora es fácil
dar vuelta la hoja.
Mario Benedetti
miércoles, 15 de julio de 2015
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj - Julio Cortázar
Piensa en esto: cuando te regalan un
reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un
calabozo de aire. No te dan solamente el reloj: "Que los cumplas muy
felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con
áncora de rubíes", no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te
atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo
terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y
precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que
atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose
de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la
obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la
obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías,
en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el
miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se
te rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor
que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás
relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen
para el cumpleaños del reloj.
lunes, 13 de julio de 2015
Plou Al Cor - Joan Manuel Serrat
De vegades plou al cor
I no saps ben bé perquè.
De vegades plou i fa sol
Plou i no vol ploure
Però dol.
Plou en el teu cor i prou
Sense pressa ni repòs.
De vegades plou i no fa fang.
Plou sense llamps i sense trons.
I l'anima fuig com un gos sol
Que no troba aixopluc en lloc.
De vegades plou sense fer enrenou
I plou, i plou,
I plou al cor.
I hi ha llenya al foc i tall al plat
I entre el llençols dorm un somni grat.
Però res d'això es prou:
Quan vol ploure plou
I plou, i plou,
I plou al cor.
I no saps ben bé perquè.
De vegades plou i fa sol
Plou i no vol ploure
Però dol.
Plou en el teu cor i prou
Sense pressa ni repòs.
De vegades plou i no fa fang.
Plou sense llamps i sense trons.
I l'anima fuig com un gos sol
Que no troba aixopluc en lloc.
De vegades plou sense fer enrenou
I plou, i plou,
I plou al cor.
I hi ha llenya al foc i tall al plat
I entre el llençols dorm un somni grat.
Però res d'això es prou:
Quan vol ploure plou
I plou, i plou,
I plou al cor.
sábado, 11 de julio de 2015
"Amor, curiosidad, prozac y dudas", de Lucía Etxebarria (fragmento).
"Apuntes para mi tesis:
Catulo dedicó toda su obra a Lesbia.
Antinoo se arrojó a un estanque cuando pensó que ya no era suficientemente bello para Adriano.
Marco Antonio perdió un imperio por Cleopatra.
Lancelot traicionó a su mentor y mejor amigo por el amor de la reina Ginebra, y enfermo de amor y remordimiento emprendió el peregrinaje en busca del Santo Grial.
Robin Hood raptó a lady Marian.
Beatriz rescató a Dante del Purgatorio.
Petrarca dedicó toda su obra a Laura.
Abelardo y Eloísa se escribieron durante toda la vida.
Diego Marcilla, en Teruel, cayó muerto a los pies de Isabel de Segura al enterarse de que ésta había desposado al pretendiente designado por su padre.
Julieta bebió una copa de veneno cuando vio muerto a Romeo.
Melibea se arrojó por la ventana a la muerte de Calixto.
Ofelia se tiró al río porque pensó que Hamlet no la amaba.
Polifemo cantó a Galatea hasta el final de sus días mientras vagaba lloroso entre prados y ríos.
Botticelli enloqueció por Simonetta Vespucci después de inmortalizar su belleza en la mayor parte de sus cuadros.
Juana de Castilla veló a Felipe el Hermoso durante meses, día y noche y sin dejar de llorar, y acto seguido se retiró a un convento.
Don Quijote dedicó todas sus gestas a Dulcinea.
Doña Inés se suicidó por don Juan y regresó más tarde desde el paraíso para interceder por su alma. Garcilaso escribió decenas de poemas para Isabel de Freire, aunque nunca la tocó.
San Francisco de Borja abandonó la corte a la muerte de la emperatriz Isabel. No volvió a tocar a una mujer.
Isabel de Inglaterra rechazó a príncipes y reyes por el amor de sir Francis Drake.
Sandokán luchó por Marianna, la Perla de Labuán.
Werther se pegó un tiro en la sien cuando le anunciaron la boda de Carlota.
Hólderlin se retiró a una torre a la muerte de Diotima, a la que no había tocado jamás, y nunca salió de allí. Rimbaud, que había escrito obras maestras a los dieciséis años, no escribió una sola línea desde el momento en que acabó su relación con Verlaine, se hizo tratante de esclavos y se suicidó literariamente.
Verlaine intentó asesinar a Rimbaud, acto seguido se convirtió al catolicismo y escribió las Confesiones; nunca volvió a ser el mismo.
Julián Sorel aguantó dos meses sin mirar a los ojos a Matilde de la Mole para recuperar su cariño.
Ana Karenina abandonó a su hijo por el amor del teniente Vronski, y se dejó arrollar por un tren cuando creyó que había perdido aquel amor.
Camille Claudel enloqueció por Rodin, que nunca movió un dedo por ella.
Y yo sigo dejándole a Iain recados diarios en el contestador, pero si me lo pidiera dejaría de hacerlo y
nunca más volvería a llamarle.
Y no se me ocurriría mayor prueba de amor,
porque pienso en él constantemente".
Lucía Etxebarria
jueves, 9 de julio de 2015
" LA PARELLA " de Maria Beneyto
Ells han perdut de vista el món al banc.
No coneixen a ningú.
Són tots dos la sang cega, el miracle
que es repeteix: mans en la foscor lliurades
la delícia. Bes a la claror feixuga
de l'acaronament suau, suau...
Jo aguaite.
Amb la innocència d'un cadell,
els mire
sense entendre tendror, luxúria
o encantament feréstec,
des de l'oblit.
I l'home jove que no entén
que no estic entenen-los, crida:
¿Que hi ha?
Reste perplexa
a terres de ningú.
Desconeguda.
Però he begut un glop
de besllum al record,
i endinsada en mi, vaig
de l'amnesia al somni,
on l'abraçada teva
em deia que era dona.
I que vivia.
Maria Beneyto
"Elegies de pedra trencadissa"
martes, 7 de julio de 2015
Lunes 12 de agosto
Ayer de tarde estábamos sentados junto a la mesa. No hacíamos nada, ni siquiera hablábamos. Yo tenía apoyada mi mano sobre un cenicero sin ceniza. Estábamos tristes: eso era lo que estábamos, tristes. Pero era una tristeza dulce, casi una paz. Ella me estaba mirando y de pronto movió los labios para decir dos palabras. Dijo "Te quiero." Entonces me di cuenta que era la primera vez que me lo decía, más aún; que era la primera vez que lo decía a alguien. Isabel me lo hubiera repetido veinte veces por noche. Para Isabel, repetirlo era como otro beso, era un simple resorte del juego amoroso. Avellaneda en cambio, lo había dicho una vez, la necesaria. Quizá ya no precise decirlo más, porque no es un juego: es una esencia. Entonces sentí una tremenda opresión en el pecho, una opresión en la que no parecía estar afectado ningún órgano físico, pero era casi asfixiante, insoportable. Ahí en el pecho, cerca de la garganta, ahí debe estar el alma, hecha un ovillo. "Hasta ahora no te lo había dicho" , murmuró, "no porque no te quisiera, sino porque ignoraba porque te quería. Ahora lo sé". Pude respirar, me pareció que la bocanada de aire llegaba desde mi estómago. Siempre puedo respirar cuando alguien explica las cosas. El deleite frente al misterio, el goce frente a lo inesperado, son sensaciones que a veces mis módicas fuerzas no soportan. Menos mal que alguien explica siempre las cosas. "Ahora lo sé. No te quiero por tu cara, ni por tus años, ni por tus palabras, ni por tus intenciones. Te quiero porque estás hecho de buena madera". Nadie me había dedicado jamás un juicio tan conmovedor, tan sencillo, tan vivificante. Quiero creer que es cierto, quiero creer que estoy hecho de buena madera. Quizá ese momento haya sido excepcional, pero de todos modos me sentí vivir. Esa opresión en el pecho significa vivir.
Mario Benedetti - La Tregua.
sábado, 4 de julio de 2015
Los amantes
¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos ?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.
Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.
Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.
Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.
Julio Cortázar - Último Round.
jueves, 2 de julio de 2015
"EIXARM de les BONES COSTUMS" de S. Serrallonga
pel pla de la rocada
i tot de cop engegar un roc
d’una puntada
i mesurar-ne el pes pel mal del peu i pel xiulet de l’aire.
I que és bo d’ajaçar-se en rec eixut,
respirar-ne el fanal i calcular l’alçària
del firmament pel joc harmoniós
que fan els branquillons d’una brancada.
Que és bo d’ estar-se empoltronat
amb un Trotski o un Espriu arran de cara
fruint del bram del foc esborneiat
o de l’aigua mortal entenebrada.
Segimon Serrallonga
fuente: aqui
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