No sé por qué, pero hoy me dio por extrañarte, por echar de menos tu
presencia. Será tal
vez porque el primer amor le deja a uno más huellas que ningún otro. Lo
cierto es que estaba en la cama, junto a Patricia plácidamente dormida, y
de pronto rememoré otra noche del
pasado, junto a vos, plácidamente dormida, y sentí una aguda nostalgia
de aquel sosiego de
anteayer.
Alguien dijo que el olvido está lleno de memoria, pero también es
cierto que la memoria
no se rinde. Dos por tres suenan como campanitas en el ritmo cardíaco y
una escena se hace
presente en la conciencia como en una pantalla de televisión. Y aquel
cuerpo que las manos
casi habían olvidado vuelve a surgir como un destello hasta que otra vez
suenan las campanitas y el destello se apaga. ¿Te ocurre a veces algo
así? ¿O será que me estoy volviendo un
poco loco? Puede ser. Mientras tanto este probable loco te envía un
invulnerable abrazo.
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