viernes, 31 de enero de 2014

Julio Cortázar

“Todo lo que yo quisiera de ti, son esas cosas cotidianas, el olor de tu cuerpo, saber lo que piensas de cualquier cosa, de ti, de mi, de nuestro entorno. Que mires más allá de mi apariencia física, que me recuerdes con pasión, y que el placer que juntos inventamos sea otro signo de la libertad.”

jueves, 30 de enero de 2014

TE ENTREGUÉ Al MAR - Paula Varau

En la inmensidad
del impetuoso océano
se perdieron tus palabras.
Y tu figura,
desgarbada y solitaria,
naufragó llevándose
mis ilusiones.
Profundo fue tu amor
como lo es el olvido,
que apagó el sonido
que acariciaba mis labios.
Y así, como un suspiro
regala a la vida su aliento,
yo te entregué al mar
que devora todos los recuerdos.

Paula Varau

miércoles, 29 de enero de 2014

Amor - Juana de Ibarbourou

El amor es fragante como un ramo de rosas.
Amando, se poseen todas las primaveras.
Eros trae en su aljaba las flores olorosas
de todas las umbrías y todas las praderas.

Cuando viene a mi lecho trae aroma de esteros,
de salvajes corolas y tréboles jugosos.
¡Efluvios ardorosos de nidos de jilgueros,
ocultos en los gajos de los ceibos frondosos!

¡Toda mi joven carne se impregna de esa esencia!
Perfume de floridas y agrestes primaveras
queda en mi piel morena de ardiente transparencia

perfumes de retamas, de lirios y glicinas.
Amor llega a mi lecho cruzando largas eras
y unge mi piel de frescas esencias campesinas.

Juana de Ibarbourou

lunes, 27 de enero de 2014

Isabel Allende

“El amor, como la suerte, llega cuando no lo llaman, nos instala en la confusión y se esfuma como niebla cuando intentamos retenerlo. Desde ese punto de vista de su valor estimulante es, por lo tanto, lujo de unos cuantos afortunados, pero inalcanzable para quienes no han sido heridos por su dardo.”

 Isabel Allende

sábado, 25 de enero de 2014

La hora del diablo - Fernando Pessoa

" 'Me has despertado, pero el sentido de ser humano es dormir.' Lamenta que lo haya 'despertado', que lo haya iniciado en una nueva dimensión, en la que le falta el aire: '¿Por qué me llamaste para subir a los montes / Si yo, niño de las ciudades del valle, no sabía respirar?' Y termina diciendo: '¿Para qué me volviste yo? ¡Deberías haberme dejado ser humano!' "

Fernando Pessoa (La hora del diablo.)

viernes, 24 de enero de 2014

La invención del amor - José Ovejero

"Siempre he evitado la palabra amor. Un sustantivo devaluado, una moneda tan usada que ha perdido el relieve, de manera que se puede acariciar entre los dedos sin percibir imagen alguna; una moneda que no me atrevería a dar en pago por miedo a ser mirado como un estafador. Me incomodan los poemas que necesitan usar esa palabra para producir emoción. Ya sé que las canciones están llenas de ella, en todos los tonos, una palabra tan breve que a menudo la alargan multiplicando la última vocal -amoooor- o repitiéndola en todos sus tiempos y personas verbales, te amo, te amé, me amarás. ¿La usa alguien realmente? ¿De verdad se miran las parejas a los ojos y se dicen "te amo"?

José Ovejero 
 

Un día te querré... - Julia Prilutzky

Un día te querré... Un día: ¿cuándo?
No lo sé, ni me importa, todavía.
Tan segura de amarte estoy, un día,
que ni anhelo ni busco, voy andando.

Mi mano que la espera va ahuecando
hoy reposa indolente, blanda y fría.
Un día te querrá... Hoy sólo ansía
encerrarse en la tuya, descansando.

Mi amor sabe aguardar. No es impaciente:
su deseo es arroyo, y no torrente
que hacia ti, con certeza, sigue andando.

Y una tarde cualquiera y diferente
me ha de dar a tu amor, serenamente.

Un día te amaré: ¿qué importa cuándo?

( Julia Prilutzky)


jueves, 23 de enero de 2014

Yo le escogi a usted...

Y lo escogí a usted, Si a usted, porque me di cuenta de que encontró mi punto débil y fue el único que descubrió la forma para calmar esta alma indomable, Lo escogí porque me di cuenta de que valía la pena, valía los riesgos… valía la vida…”

Morimos - Jaime Sabines

"...Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan..."

Besos - Gabriela Mistral


Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos
.
Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos
.
Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.
Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos
.
Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.
Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.
Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.
Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.
(Gabriela mistral)

miércoles, 22 de enero de 2014

Monzón de mayo - Pablo Neruda

El viento de la estación, el viento verde,
cargado de espacio y agua, entendido en desdichas,
arrolla su bandera de lúgubre cuero,
y de una desvanecida substancia, como dinero de limosna:
así, plateado, frío, se ha cobijado un día
frágil como la espada de cristal de un gigante,
entre tantas fuerzas que amparan su suspiro que teme,
su lágrima al caer, su arena inútil,
rodeado de poderes que cruzan y crujen,
como un hombre desnudo en una batalla
levantando su ramo blanco, su certidumbre incierta,
su gota de sal trémula entre lo invadido.

Qué reposo emprender, qué pobre esperanza amar,
con tal débil llama y tan fugitivo fuego?
Contra qué levantar el hacha hambrienta?
De qué materia desposeer, huir de qué rayo?
Su luz apenas hecha de longitud y temblor
arrastra como cola de traje de novia triste
aderazada de sueño mortal y palidez.
Porque todo aquello que la sombra tocó y ambicionó el
desorden
gravita, líquido, suspendido, desprovisto de paz,
indefenso entre espacios, vencido de muerte.

Ay, y es el destino de un día que fue esperado,
hacia el que corrían cartas, embarcaciones, negocios,
morir, sedentario y húmedo sin su propio cielo.
Dónde está su toldo de olor, su profundo follaje,
su rápido celaje de brasa, su respiración viva?
Inmóvil, vestido de un fulgor moribundo y una escama opaca,
verá partir la lluvia sus mitades
y al viento nutrido de aguas atacarlas.

Pablo Neruda